La ecología es cada vez más relevante. De ahí que su importancia dentro de la economía esté en continuo crecimiento verde. Desde la Universidad de Oxford, han realizado un estudio que analiza la capacidad productiva de diferentes países en materia de tecnología ecológica. A su vez se contempla, el potencial que tanto España, como otros países, tiene para explotar al máximo sus recursos y convertir la economía verde en una forma de crecimiento económico sostenible.
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La transición hacia una economía verde
Nuestro lenguaje incorpora cada vez más nuevas palabras que viven acorde a los tiempos. Es el caso de dos términos que os sonarán familiares: economía verde y crecimiento verde. Dos ideas tan coloridas sólo pueden tener relación con un aspecto, la ecología. El avance de la sociedad y del mundo, debe realizarse con una conciencia común en materia de sostenibilidad que permita que el crecimiento sea ecológico.
El primero de los términos es Economía Verde. Este es un concepto que el Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente ha puesto de manifiesto en su Conferencia sobre el Desarrollo Sostenible. El segundo es crecimiento verde y nos ofrece una comprensión de la vida en que podamos avanzar como sociedad pero deteniendo el calentamiento global sin renunciar a disfrutar de calidad de vida.
El crecimiento verde busca avanzar como sociedad pero deteniendo el calentamiento global
La esencia de la economía verde queda sintetizada por la propia PNUMA. Aumentar ingresos y puestos de trabajos, guiados por capital público y privado, pero reduciendo las emisiones de carbono y mejorando la eficiencia energética. Para que la economía verde sea factible, se requiere el desarrollo y difusión de aquella tecnología que tengan una repercusión positiva en el medioambiente.
Índice de complejidad verde
En torno a esta idea gira el estudio de la Universidad de Oxford. En él se realiza un análisis de 63 países extraídos de todos los continentes. La elección de los países en cuestión ha sido determinado su potencial para fabricar y exportar de productos que aúnan tecnología y ecología. El objetivo del estudio radica en identificar cuáles son los países cuya economía tendría una mayor proyección en una tesitura de transición energética.
Para la elaboración del estudio se ha elaborado una base de datos. Los datos que la componen son los productos de carácter ecológico sobre los que existe una aceptación internacional. Acorde a la complejidad del producto, se le asignó un sistema de valoración numérico. A mayor complejidad, más alto era el valor asignado.
Con los datos introducidos y los resultados obtenidos, han confeccionado un índice. Se le ha dado el nombre de Índice de Complejidad Verde y su función es concisa, mostrar a simple vista aquellos países que exportan los productos ecológicos de mayor complejidad.
Imagen 1. Índice de complejidad Verde

Fuente:Índice de Complejidad Verde de la Universidad de Oxford (*) Datos de 2014
Con los datos introducidos y los resultados obtenidos, han confeccionado un índice. Se le ha dado el nombre de Índice de Complejidad Verde y su función es concisa, mostrar a simple vista aquellos países que exportan los productos ecológicos de mayor complejidad.
A partir de esta base de datos, los investigadores crearon una nueva medida: el Índice de Complejidad Verde, que muestra qué países son capaces de exportar los productos más ecológicos y complejos. Un rasgo identificativo del Índice es que, entre los países que cuentan con un PIB más alto, existe una tendencia definida a ubicarse en los puestos superiores. España, sin embargo, se encuentra a distancia de la cabeza de la clasificación, ocupando el 12º lugar.
En el Índice de Complejidad Verde, España se ocupa el 12º lugar
España ante la economía de transición ecológica
La posición que ocupa España dentro del estudio, pese a ser baja, debe ser contextualizada. Hay que abrir una óptica con la perspectiva que las energías renovables supone en España. el sector industrial de energías renovables lleva 20 años de crecimiento contínuo. Esto sitúa a España como tercer país en producción y exportación de turbinas eólicas, y en cuarto lugar en energía solar.
De las palabras de Penny Mealy, coautora del estudio, extraemos diferentes ideas. España cuenta con las construcciones que son empleadas para instalar las turbinas eólicas y otros componentes. Por otra parte, señala, el estudio está enfocado en los países que aún no cuentan con una base en este sector.
A las palabras de Mealy, debemos apuntar la opinión de economistas de Oxford. Ellos, por encima de la energía eólica, identifican un aspecto de la economía verde que supondrá un punto de inflexión. Se trata del desarrollo y fabricación de equipos de tratamiento de agua. Por ello, se considera necesario la inclusión en el estudio de aquellos productos que, por el momento, no son tan reconocidos.
España, una potencia en tratamiento de agua
Es en este punto donde abrimos una perspectiva nueva, positiva y esperanzadora para España. La conclusión que supone el incluir esta nueva variable es muy relevante. España podría subir hasta el tercer puesto si a la oferta ya incluida en el estudio, añadiera también sus productos de tratamiento de agua. Medidores de fluidos, válvulas, filtros y purificadores suponen un contrapeso sustancial que hace que España ascienda notablemente.
Pese a pasar aparentemente desaparecidos, estos productos y sistemas son muy importantes. Se emplean en sectores tan críticos como hidroeléctricas, depuradoras, refinerías, centrales térmicas, nucleares, entre otros. Estos productos no cuentan con la mayor complejidad. Sin embargo, el estudio indica que si resultan competitivos, repercutirán muy positivamente en el puesto de España en el estudio.
El estudio indica que la tecnología en tratamiento de agua, puede repercutir en el puesto de España.
Una perspectiva internacional
España destaca por su posibilidad de aumentar su capacidad en equipos de tratamiento de agua. A pesar de que ya es una potencia exportadora, contando con casi 90 fabricantes distintos que llegan a exportar el 90%, puede seguir creciendo. Ofrece trabajo de forma directa a 9.000 personas mientras que de forma indirecta a otras 20.000. Esto convierte a la industria de tratamiento de aguas en una de las mejores apuestas para el crecimiento de la economía.
Básicamente se exporta a Europa. El producto español en materia de tratamiento de agua destaca por su alta calidad y que en relación a ella, su precio es realmente atractivo. Por ello, Estados Unidos, Oriente Medio o países de Sudamérica también cuentan con productos diseñados y producidos en España.
Conclusion
España puede convertirse en una potencia en tecnología medioambiental a nivel mundial. Según se extrae del estudio, el tratamiento de aguas puede suponer la tecnología que defina el peso que este país puede representar dentro del ranking global. Un peso y una tecnología que irá en aumento acorde a las necesidades de la sociedad por cuidar del medioambiente.
BlueGold tiene una larga trayectoria desarrollando sistemas de tratamiento de agua. En cada producto que desarrollamos y cada proyecto para el que confían en nosotros, ofrecemos la más avanzada tecnología para que la técnica, el proceso y el objetivo se mantengan en una línea paralela a la ecología, economía y sostenibilidad.