Las floraciones de cianobacterias son un reto creciente. Estos organismos pueden multiplicarse rápidamente en embalses y generar toxinas peligrosas para el suministro de agua potable. La potabilización se vuelve más compleja durante estos episodios. El uso de alguicidas químicos aparece como respuesta rápida en muchos casos. Pero, ¿cómo garantizar que el remedio no cause un problema mayor?

Un estudio reciente aporta respuestas claras. Investigadores de la Universidad de Toledo evaluaron cuatro alguicidas registrados por la USEPA, dos basados en cobre y dos en peróxido. Analizaron cómo afectan al crecimiento de cianobacterias y qué compuestos liberan. El objetivo fue definir dosis que funcionen sin aumentar riesgos para la calidad del agua. Los resultados ofrecen pistas valiosas para operadores y gestores del sector.

Eficacia de los alguicidas

La acción es rápida en pocas horas. A las 12 horas de aplicación, los alguicidas ya mostraban una reducción notable de células en cultivos de Microcystis aeruginosa. Esta inhibición se mantuvo en los tratamientos más efectivos. En dosis bajas de cobre se alcanzaron reducciones cercanas al 70 % en 36 horas. Los de peróxido necesitaron concentraciones medias para sostener resultados estables.

Las dosis óptimas quedaron bien definidas. El cobre fue eficaz en dosis bajas, reduciendo células y liberando menos subproductos. El peróxido necesitó dosis medias para un control sin rebrote. El estudio recomienda 0,2 mg/L de cobre y 6 mg/L de peróxido como niveles operativos seguros. Estas cantidades equilibran eficacia y seguridad. Representan un punto de referencia útil para las plantas de agua.

Dosis óptimas de cobre y peróxido garantizan control eficaz y seguro

Liberación de materia orgánica y toxinas

El tratamiento también libera compuestos internos. Al romper las células, se liberan sustancias llamadas materia orgánica algal y toxinas. Estas pueden complicar los procesos de potabilización. El estudio observó picos de carbono orgánico disuelto a las 36 horas. También se detectó un aumento temprano de ficocianina disuelta, indicador del daño celular.

 

El riesgo de toxinas disueltas es real. En cultivos puros, hasta un 85 % de las microcistinas pasaron al agua tras aplicar cobre. El producto PAK27, un alguicida comercial a base de peróxido de hidrógeno, liberó el 100 % de las toxinas en dosis altas. Oximycin, otro alguicida con peróxido, liberó menos toxinas, manteniéndose entre el 70 % y el 80 %. Estos valores refuerzan la necesidad de monitorizar y ajustar la estrategia de aplicación. Los operadores deben anticipar el impacto en el tren de tratamiento.

Alguicidas de peróxido pueden liberar hasta el 100 % de toxinas

Resultados en condiciones reales

El comportamiento cambia en aguas naturales. En muestras del lago Erie, las toxinas disueltas fueron menores, alcanzando solo entre 36 % y 41 %. La explicación está en bacterias y partículas presentes en el agua. Estas favorecen la degradación o retención de compuestos liberados. Aun así, la eficacia contra cianobacterias se mantuvo. Pero el control sobre otras algas, como las verdes, fue más limitado.

Los resultados ayudan a planificar la operación. Saber que los alguicidas funcionan distinto en laboratorio y en campo es clave. En la práctica, el entorno natural atenúa parte de los efectos negativos. Sin embargo, la liberación de compuestos no desaparece por completo. Los operadores deben considerar tratamientos complementarios. Carbón activado y ozono siguen siendo herramientas necesarias en escenarios de floración.

 

En campo, los alguicidas requieren apoyo con carbón activado y ozono

Implicaciones para la gestión del agua

Conocer qué se libera marca la diferencia. El estudio identificó proteínas y sustancias húmicas difíciles de eliminar con tratamientos convencionales. Algunas favorecen subproductos de desinfección. Otras afectan filtros y consumen desinfectante. Estas fracciones obligan a reforzar la potabilización en situaciones críticas. Comprenderlas ayuda a tomar decisiones técnicas más acertadas.

La estrategia debe ser integral. Los alguicidas sirven como medida rápida, pero no sustituyen a un tren de tratamiento completo. Coagulación, carbón activado y ozono siguen siendo claves para reducir riesgos. Los ingenieros necesitan información clara para decidir la dosis y prever impactos. Este estudio aporta datos prácticos para optimizar el equilibrio entre control y seguridad. Su aplicación puede marcar la diferencia en la calidad final del agua.

 

Los alguicidas son útiles, pero nunca sustituyen un tratamiento completo

Conclusión

Los alguicidas son aliados, pero requieren precaución. Usados en la dosis correcta, ofrecen control rápido sobre floraciones nocivas. Aplicados en exceso, liberan toxinas y complican la potabilización. El estudio sugiere niveles óptimos para cobre y peróxido que mejoran la seguridad operativa. Estos hallazgos ofrecen a ingenieros criterios claros para decidir cuándo y cómo aplicar. Así, la respuesta inmediata se convierte en una acción eficaz y segura.

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