La electricidad puede ser un elemento importante contra la contaminación. El estudio que se detalla, nos permite observar la electrooxidación como técnica para eliminar aquellas sustancias remanentes tras un tratamiento secundario.
Electricidad, clave en la investigación
A pesar de realizar un tratamiento secundario, el agua podría portar contaminantes. Después del tratamiento de aguas residuales, existe la posibilidad de que ciertas sustancias puedan perdurar. Es el caso de algunos pesticidas o productos farmacéuticos que se hallan en las aguas residuales domésticas. En pequeñas cantidades, pueden encontrarse en aguas que han pasado incluso por un tratamiento secundario.
Desde el Institut National de la Recherche Scientifique trabajan en esta cuestión. Patrick Drogui y su equipo han experimentado con la electricidad para descomponer contaminantes. El proceso de se ha desarrollado en colaboración con el European Membrane Institute de Montpellier. En la investigación, se ha puesto a prueba la posible eficacia de un tratamiento de aguas terciario con base en la electricidad.
La electrooxidación, base del proceso
La capacidad de descomposición de la electricidad reside en la electrooxidación. Este proceso, emplea dos electrodos para la descomposición de aquellas sustancias que no siendo biodegradables, perduran tras un tratamiento biológico previo. El transcurso de esta corriente a por los electrodos, produce radicales de hidróxido, los cuales actúan sobre las moléculas refractarias.
La mayor ventaja que ofrece este método es que no requiere productos químicos. En palabras de Drogui, es un tratamiento revolucionario con aplicación al tratamiento de aguas residuales con presencia de contaminantes refractarios. Un evidente caso de este tipo de contaminante son los residuos con origen farmacéutico.
Aplicación al agua tratada con presencia de residuos farmacéuticos
Los electrodos catalíticos resultan efectivos. Acorde a la idea que Yassine Ouarda (coautor del estudio) transmite, los electrodos catalíticos resultan efectivos y ofrecen radicales de hidróxido en altos niveles. Una ventaja añadida es que, este tipo de electrodos, resultan más económicos que otros presentes en el mercado. Esto permite abaratar los costes de tratamiento.
Resultados del experimento
Electrooxidación aplicada sobre aguas tratadas con distintas tecnologías. La investigación, se ha realizado sobre aguas con origen en tres tipos diferentes de tratamiento de aguas. Tratamiento convencional, biorreactor de membrana y por último, proceso de separación de aguas en la fuente, han sido los empleados para aplicar la tecnología. El objeto principal de eliminación era acetaminofén, o paracetamol.
Se observó un aumento de la toxicidad, seguido de una evidente disminución. En el proceso de descomposición de los contaminantes con origen farmacéutico, el subproducto resultante durante la operación resulta aún más tóxico. Incluso su toxicidad es superior a la de la sustancia original. Sin embargo, en el estudio se comprobó cómo la toxicidad aumentaba para, a continuación, disminuir.
La variación de la toxicidad presente, muestra la descomposición del contaminante
El cambio de nivel de toxicidad evidencia la descomposición. Observar cómo varía el nivel de toxicidad de la propia solución, permite apreciar la descomposición de la molécula. Esta descomposición se lleva a cabo gracias a una reacción continua. Según refiere Drogui, este estudio muestra cómo los procesos de electrooxidación son una alternativa plausible para la eliminación de contaminantes refractarios.
Conclusión
La electrooxidación es un ejemplo de la tecnología al servicio del tratamiento de aguas. De forma contínua, encontramos profesionales trabajando para encontrar nuevas y mejores fórmulas para el tratamiento de aguas. En Blue Gold compartimos la necesidad de hacer de la investigación y del desarrollo nuestra mejor herramienta para abrir la puerta a un futuro seguro y sostenible.
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